陳金花

Cuando pienso en abuela, 婆婆, la recuerdo llena de vida, con su gran sonrisa, graciosa, divertida, rodeada de amigos, y siempre dispuesta a dar consejos. La recuerdo alimentándome con amor, insistiendo en que probara un pedazo de fruta, y mostrándome orgullosa sus últimos logros: flores o vegetales recién plantados, dibujos creados en su iPad, su nueva app de karaoke, y, en los últimos meses, sus hermosas creaciones tejidas. 

Estoy profundamente agradecida de que en el 2013, mi papá me sugirió pasar más tiempo con ella para aprender un poco de cantonés, y de que mi hermano me dijera: "Cuando estés en la oficina, pasa a almorzar con ella." Gracias a esto, nuestra relación creció. Mi abuela se convirtió en mi maestra y cómplice, enseñándome palabras básicas de cantonés, transmitiéndome su amor por las frutas, el buen té y su deliciosa comida vegetariana casera. Ella me consentía, y yo a ella. Siempre habían amigos y amigas visitándola, trayendo regalos y tomaban té con nosotras. Pero lo más valioso fue escuchar sus historias, conocer sus vivencias y recibir sus sabios consejos.

Ella también me enseñó a maquillarme y disfrutaba experimentando con peinados. Siempre se preocupaba por mí, asegurándose de que no pasara frío y prestándome sus pañuelos y bufandas en los restaurantes. Todo lo que aprendió y lo que tuvo a lo largo de los años, lo compartía con generosidad.

Los amigos y familiares que la conocían siempre me decían, “tu abuela es una gran persona, de buen corazón”. Ella es un ejemplo de lucha, superación, amor incondicional y generosidad. Su vida es una fuente de inspiración y pensar en su vida me llena de humildad. Siempre estaré agradecida por su esfuerzo y amor sacrificial. Como familia, le debemos muchísimo, y su legado vive en nosotros, recordándonos el verdadero valor de la gratitud y el amor. 

-Deby Chung